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A la hora de planificar una marca o empresa, seguramente vamos a tener un plan de marketing digital a seguir que se adapte a nuestras necesidades. Es más, apenas abrimos una cuenta, ya sea en Instagram, Twitter, Facebook o Youtube, nos encontramos con el primer interrogante y desafío: ¿Quién va a tomar contacto con nuestro contenido? ¿A quién le va a interesar? ¡A los seguidores que consigamos atraer!

Los seguidores son importantes, porque son los que reaccionan a nuestro contenido, los que lo comparten en sus perfiles y con ellos podemos interactuar usando todo tipo de herramientas para evaluar el interés que tienen en nuestros canales de comunicación, qué contenido funciona y cuál no, etcétera. El punto es que un seguidor puede ayudarnos a crecer, ¿pero hace falta comprar seguidores?

Comprar seguidores: ¿Vale la pena?

La compra de seguidores y suscriptores ha ganado bastante popularidad en las distintas redes sociales. Por un precio bastante módico podemos acceder a todo tipo de paquetes de seguidores, suscriptores, visionados en Youtube, likes, lo que se te ocurra… Todo parece fácil, sin embargo ¿Son realmente positivas estas compras? Lamento decirte que no, de manera rotunda, y te voy a explicar por qué.

Seguidores a cualquier precio: ¿Cantidad o Calidad?

Todo puede fallar. Lo cierto es que al comprar seguidores no obtenemos estadísticas reales de nuestras visitas, ni comentarios, ni mucho menos un ida y vuelta con nuestro público, nos impide crear una comunidad fuerte y genuina. Los seguidores y suscriptores comprados sólo aumentan el número, no mueven ni mejoran las estadísticas e interacciones de nuestras cuentas en redes sociales, no nutren el engagement y muchas veces ni siquiera son usuarios reales.

Habrás visto que cuando una cuenta se llena de followers con nombres en árabe, por ejemplo, o de cuentas «huevo» en Twitter, eso no inspira confianza en el público potencial y hasta puede modificar de manera negativa nuestro algoritmo  Por lo tanto, si bien nos “sigue” mucha gente, no obtenemos likes, comentarios, ni nos comparten, porque es un espejismo, ciertamente no nos sigue nadie. En consecuencia, no hay nada que se pueda analizar fehacientemente y recordá que uno de los puntos básicos en toda estrategia es tener objetivos concretos y, sobre todo, medibles.

Si todo lo anterior te parece poco y todavía creés que el tamaño de la cuenta importa en este sentido, tengo que decirte que comprar seguidores, además, infringe las reglas y políticas de Instagram. Esto significa que si te descubren (y lo hacen, creeme que lo hacen hasta por error a veces, siendo vos completamente inocente en lo que a esta mala práctica refiere), pueden penalizar tu cuenta en el mejor de los casos, pero no es raro que la eliminen de manera permanente. Todo el trabajo y el tiempo invertido habrá sido tirado a la basura… y el dinero que usaste en esa compra de seguidores, también. Como siempre, lo barato sale caro.

¿Cómo ganar seguidores, entonces?

Elemental, mi querido Watson: Generando contenido de calidad, trabajando la marca personal, desarrollando y corrigiendo la estrategia de contenidos y de marketing general. Lleva más tiempo, por supuesto, pero los resultados son, por lejos, muchísimo mejores y a largo plazo… y se nota. Pensalo así: ¿De qué te sirve tener 10 mil seguidores que no generan leads, no compran, no comparten? Por comparación, es más beneficioso tener la mitad o menos y que hagan todo lo mencionado, ¿no te parece? Comprar seguidores es tentador, no lo dudo, pero los métodos mágicos no existen.

Creá contenido de calidad, en el formato que gustes y que ellos gusten, para tus seguidores. Sé constante, creá contenido original, contenido que llame la atención y que tenga valor; es trabajo de marca (ya sea personal o corporativa), los seguidores van a llegar.